Aun no se adivina por donde despuntara la mañana. Con la bufanda ceñida hasta los ojos, contemplo las bocanadas de homo que salen por las oquedades del asfalto. Cansino por la cuesta, con ojo de búho asustado y sinuoso chirriar, llega el tranvia.
lunes, 10 de octubre de 2011
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